Despertamos todos muy temprano, sobre las 7 de la mañana en Kourou, muy cansados
porque ya se va notando la paliza de llevar una semana en la Guayana sin parar de hacer
actividades. Llegamos al muelle y tomamos el catamarán que nos llevará a la isla principal del
país, la Isla Real o Île Royale. El recorrido en barco discurre bastante tranquilos, con bromas,
fotos, chistes, etc.
Al llegar a las islas, andamos hacia un hotel de la isla, seleccionado como punto de
encuentro, situado en la parte más alta. Por el camino nos encontramos varios monos en
los árboles, mamíferos de 4 patas con parecido a los cerdos algo extraños llamados agoutis,
lagartos, camaleones, gallinas, gallos, papagayos y demás fauna que corren por las calles libres
y salvajes.
Precisamente en esa zona es donde se localizaban las antiguas cárceles de los presos
franceses y realizando un tour, aunque con dificultades para entenderlo ya que la guía hablaba
sólo en francés, estuvimos viendo las famosas celdas oscuras de castigo, el hospital, las casas
de los guardianes de las prisiones, la iglesia clandestina realizada por un preso escapado, etc.
Después comimos y ya tocaba rato de playa. Bajamos hacia la zona costera a un
acantilado de rocas habilitado para bañarse con escaleras para descender y demás. Todos
estábamos deseosos de refrescarnos un poco, porque en la isla el calor se hacía muy
insoportable, incluso más que en Kourou. Después de un buen rato de baño, de saltos desde
el borde del acantilado para el agua y demás, decidimos pasar el tiempo que nos quedaba en
la isla tomándonos unos refrescos e hidratándonos después de las altas temperaturas y de la
gran salinidad del mar.
La vuelta a Kourou sería en el mismo barco de ida, saliendo a las 6 y media de la tarde,
casi con la noche cayendo. Borja, David, Mamen y yo nos colocamos tumbados en las mallas
de la parte delantera del barco para pasar un agradable viaje sin saber lo que vendría. Ya
notábamos el barco viajando demasiado deprisa, con agua entrando y salpicando sobre todo
por la esquina donde estaba Mamen, que se puso empapada, cuando de repente llegaron tres
olas consecutivas que nos elevaron de la malla y nos empaparon por completo. Ahora la cosa
se empezaba a poner seria, el “comandante” del barco nos pidió que abandonáramos la malla
y una vez volvimos a los asientos, acurrucados por el frío, con todo nublado y ya anochecido,
contemplamos grandes rayos en el cielo y cayendo en la ciudad, grandes olas y golpes en
la embarcación y mucho susto….. En fin, finalmente desembarcamos de nuevo en Kourou,
aliviados por haber regresado sanos y salvos ya que en algunos momentos del viaje realmente
lo dudamos.
Por la noche, tras algunos incidentes pequeños en el piso (la dueña nos quitó internet
por hacer ruido la noche anterior…) finalmente fuimos a la casa donde se quedaban Anni y
Séverine a realizar la noche francesa.
Cenamos bastante bien, pirámides de pollo, pescado frito y empanadillas de carne,
acompañado de ensaladilla de arroz y con tortitas con mermeladas de la Guayana de postre.
Los compañeros franceses querían más fiesta pero nosotros estábamos destrozados así que
finalmente optamos por irnos a la cama pronto, sobre las 12 o 1 de la noche. Los días hacían
mella en nosotros y ya necesitábamos descansar bastante.
Laura
La Comisión Europea bajo el programa Youth in Action y en colaboración con LEEM (España), CVA (Francia), Strong Lynx (Reino Unido) y Tsiolkovsky (Bulgaria), han organizado durante 2010 el proyecto European Spaces - Space Exploration and European Cultural Space, para dar la oportunidad a jóvenes de entre 18 y 25 años, de viajar al Puerto Espacial Europeo de Kourou, en la Guayana Francesa, y conocer la contribución de la investigación Espacial a la sostenibilidad y al desarrollo social.







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