viernes, 10 de septiembre de 2010

Día 4: visita a Kourou

4º día en la Guayana Francesa, amanece en Kourou, nos despertamos algo sofocados por el calor que irradia nuestro magnifico astro sobre el Ecuador, aunque nos despertamos con calor nos levantamos con ansia de ver que nos depara un día más en la Guayana.

Después de un desayuno y una ducha, nos dirigimos hacia la ciudad de Kourou, estamos a unos 20 minutos andando del centro de Kourou.

La ciudad de Kourou nos recibe con unos carteles de temática espacial, recordando que lo que aquí acontece principalmente es el Centro Espacial.



Kourou es un ciudad relativamente pequeña, aunque alberga a unas 26.000 personas, fue creada principalmente para acoger a toda la gente que “trabaja en el Espacio”. La ciudad está divida en barrios que se dividen según los distintos orígenes de las personas, donde encontramos: los indígenas, formados por los Galibi o Kalina, Criollos, Maroons (Boni y Saramaka), que son quienes poblaron estas tierras antes de la oleada europea; los blancos, dónde encontramos a la mayoría de los trabajadores de las distintas empresas que tienen sucursales en Guayana; el último grupo engloba a todos los extranjeros procedentes de los países vecinos Brasileños, Haitianos, Surinameses, la mayoría de ellos atraídos por el sector servicios que conlleva la actividad espacial.

En nuestra visita a Kourou nos encontramos con un mercado situado en la plaza central, dónde se podían encontrar todo tipo de frutas tropicales, tales como piña, sandía, plátano, mango, papaya… todo tenía una pinta muy refrescante pero el precio no era tan barato como esperábamos, al fin y al cabo estamos en Francia…

A parte pudimos encontrar alguna que otra especia típica guayanesa como el curry, abundante en la mayoría de las cocinas de Guayana, además de un pequeño puesto de tallas de madera, dónde tras horas de negociación con el dueño, conseguimos que nos hiciera un precio medianamente razonable.



Hora de comer, nos vamos a un bar con terraza dando a la plaza, mientras aguantamos el hambre vemos como recogen el mercado. Tras dos horas de reloj de espera, por fin salen los primeros bocadillos, 2 horas por 18 bocadillos… ,sí, como dicen por aquí, “Ça c’est la Guayanne”, es decir, que por estas tierras se lo toman con mucha calma.

Después de comer los bocadillos, tardones pero bastante buenos, nos ponemos camino a la playa. No es muy aconsejable bañarse por estas aguas, están algo revueltas ya que arrastran bastante suciedad de todos los ríos que desembocan en ella, aún así algunos no se aguantaron a caminar por la orilla descalzos… mirad las maravillosas playas…









Continuamos nuestro camino, y nos encontramos con un punto de los más fotografiados si vas a Kourou, el Faro, desde donde hay unas magníficas vistas de la desembocadura del río Kourou.


Hace calor, no tenemos agua, el único aliciente que hay a estas horas del día es la esperada llegada de nuestra próxima parada en la Heladería. Hacemos alguna que otra parada para comprar agua en algún que otro chino-shop, si, habéis leído bien, hay chinos con supermercados en Kourou.




Por fin llegamos a la heladería, pero… estaba cerrado por vacaciones! noooo! es la perdición! se hace un pequeño vacio en el grupo de los españoles y franceses, pero… gracias a que fuimos a este punto pudimos ver esta puesta de Sol:


Llegamos al campamento base, una duchita para eliminar todo tipo de toxinas de nuestro cuerpo y nos vamos a cenar. Hoy toca ir a un restaurante muy conocido por la gente de por aquí, un restaurante de brochetas. Bajo mi punto de vista uno de los mejores, todos quedamos sucumbidos bajo los distintos tipos de pinchos: Salchichas gigantes, pescado, carne y gambas, y de postre plátano frito, aunque el mejor postre fue ver a toda la gente que estaba cenando en el bar aclamando las sevillanas que gracias a las 2 artistas que viajan con
nosotros se hicieron posibles. Nos lo pasamos muy bien, pero aún no se acabó la noche…

Conocimos a unos cuantos españoles que por diversos motivos se encontraban viviendo en la Guayana, y nos comentaron que si queríamos continuar la fiesta en uno de los bares más conocidos de Kourou, “El Iguana”, pues para allí que fuimos todos a marcarnos unos bailes. Tan sólo contar una pequeña anécdota, se hace raro el salir de fiesta y ver la mitad de los presentes militares mazados, y como militares que son necesitan expresar su rabia contenida, por ejemplo… estamos tan tranquilos cuando uno de ellos se abalanzó sobre uno de los búlgaros, nadie sabe porque, pero menos mal que le contuvieron, tan sólo se quedó en una pequeña anécdota, no impidió que fuera un gran día, además mañana estamos listo para vivir una intrigante aventura, la visita a la selva!!!


David

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