domingo, 12 de septiembre de 2010

Días 5 y 6: la selva


Domingo 12 de Septiembre 19:27 horas.

Acabamos de llegar al apartamento después de una súper expedición a las mismísimas entrañas de la selva Amazónica. El cansancio se aprecia en cada una de nuestras miradas, pero lo vivido estos 2 últimos días no pasa desapercibido ni mucho menos en nuestro comportamiento en familia.
Todo empezó cuando por medio de unas canoas alargadas nos remontaron río arriba hasta llegar a un campamento selvático. Lo que aparentemente parecían ser cuatro cabañas en medio de la maleza, resultó ser un amplio complejo/resort con todo tipo de comodidades piscina incluida. No dudamos en instalarnos en nuestras respectivas hamacas y analizar el nuevo e inhóspito entorno aparecido de la nada y delante de nuestras mismísimas narices.
Pudimos apreciar rápidamente cómo iban a ser las cosas en cuanto el encargado del campamento nos dijo que podíamos hacer absolutamente cualquier cosa. En esas palabras se ocultaba mucho más de lo que nos podríamos llegar a imaginar: Tiro con arco ilimitado, pesca en el río, excursiones sin límite por doquier, descanso, bebida y alimentación prácticamente ilimitados, navegación en canoa y natación en río, etc.. Nos costó asimilar dicho concepto ya que uno no espera que le dejen hacer cualquier cosa en el medio de la mismísima selva Amazónica. ¿Qué pasaba con todos los peligros preconcebidos que podrían acabar con nuestras vidas en cualquier momento y en cualquier actividad? Pues que con términos como responsabilidad y sentido común, desaparecen del mapa.
Después de una comida con la mayoría de ingredientes de la zona, empezamos la excursión en canoas río arriba hasta cansarnos. Es curioso sentirte seguro en medio de un paisaje absolutamente inhóspito y aparentemente peligroso, no sólo por los animales que viven en él sino también por su fauna. Una vez cenados, tocó una excursión nocturna en canoa bajo un cielo estrellado rodeado por árboles tropicales jamás visto por ninguno de nosotros. Nos dio tiempo a molestar a un caimán y a una rana cogida por nuestro experto guía antes de volver a por descanso. El día terminó con una cata de rones y un mini incendio provocado por una de las antorchas cerca de nuestros aposentos, pura felicidad!
Hoy domingo nos levantamos con la idea en mente de hacer una excursión por la selva. Lo que empezó siendo un reportaje fotográfico de nuestro entorno, acabo siendo una pesadilla, ya que para algunos se nos hizo un poco larga, aunque la excursión mereció muchisimo la pena. Pudimos conocer algunas especies de árboles que habitan la selva, ver cómo se extrae el latex, como derribar una palmera para cojer la parte más alta del tallo (la más tierna) que después serviría de comida, atravesamos zonas totalmente pantanosas en dónde se nos hundían las zapatillas, en definitiva, una experiencia de lo más divertida.Tras casi 3 horas de caminata, al llegar al campamento, nadie dudo en tirarse al río y ducharse rápidamente ya que el sudor, los arañazos y la suciedad dominaban nuestro cuerpo abundantemente. El cansancio se dejó ver después de la comida en forma de siestas por doquier aunque el regreso a la civilización estaba cerca. Al grito de ”¡nos vamos!”, levantamos el campamento y nos dirigimos rumbo a Kourou de nuevo, el aire acondicionado nos esperaba.
Aquí me encuentro ahora, con los ventiladores y el aire acondicionado dándolo todo mientras escribo estas líneas que de veras espero que hayan sido de vuestro agrado, apetecibles :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario